jueves, 23 de enero de 2014

LA LLEGADA DE UN HERMANO: LOS CELOS INFANTILES

Muchos niños primerizos sienten y manifiestan celos ante la llegada de un hermano. En algunos casos, estos celos comienzan cuando el embarazo ya es avanzado, mientras que en otros casos, los celos no se dan hasta que el bebé ya ha nacido y empieza la vida con él.


Los celos infantiles están a la orden del día; ocurren en todos los hogares que viven esta situación, en mayor o menor medida, y aunque suelen resolverse de manera positiva con el paso del tiempo, siempre viene bien conocer más sobre esto y saber cómo podemos hacerle frente para que se solucione cuanto antes. 


LOS CELOS INFANTILES. ¿QUE SON?

Sabemos que los más pequeños necesitan de nuestros cuidados. Son dependientes, requieren nuestra atención, les cuesta separarse de los padres. El primer hijo disfruta de la atención plena de su familia; sus padres pasan todo el tiempo (que pueden) con él, sus familiares desean verle en todo momento... La compañía de los niños siempre se disfruta y eso ellos lo saben, y de que manera; aprenden que todos están a su alrededor, incluso más de lo que necesitan.

Ahora bien; en un momento determinado, el niño sabe que va a tener un hermanito y empieza a notar que parte del tiempo que los padres y demás familiares pasaban con él, empiezan a "dárselo" a su hermano, incluso antes de haber nacido. Las compras, el cansancio de la madre en el último periodo del embarazo, las conversaciones con los demás familiares sobre el nuevo bebé... todo ello, y un sinfín de situaciones más, crean en el niño una sensación de retirada de atención que le puede crear emociones negativas.

Cuando nace el bebé, el tiempo que los padres pasan con él (y que generalmente se "roba" de los juegos con el niño) no hace más que agrandar esta sensación. Los padres saben que el bebé necesita unos cuidados que requieren tiempo, pero el niño no es aún capaz de comprenderlo. No olvidemos que su cerebro aún está en desarrollo y que todos los niños son egocéntricos (cuando crezcan dejarán de serlo, pero de niños, lo son).

La cantidad de celos que pueda presentar el niño es variable; intervienen muchos factores en ello. El apego con los padres, la preparación que ha tenido ante la llegada del nuevo hermano, el nivel de protección que ha tenido, y la habilidad que tenga el niño de solucionar los problemas son solo algunos de los factores que determinarán la intensidad.


¿CÓMO SE MANIFIESTAN?

Las manifestaciones de los celos pueden ser muchas. Generalmente, se manifiestan a través de la conducta. Algunas de las conductas que tienen como base un estado de celos pueden ser:

-Mal comportamiento que pretende llamar la atención (que puede ir desde "portarse mal" hasta demostrar un retroceso en habilidades ya superadas, como hacerse pis en la cama o caca encima, pequeños retrocesos en el habla...).
-Miradas de reojo cuando se le presta atención al bebé.
-Interactuar demasiado con el hermano, hasta el punto de agobiarlo, cuando ha entendido que este es el centro de atención. De esta manera busca introducirse él también en este centro de atención.
-Cambios de humor sin justificación
-Verbalizaciones negativas, lloros, apatía.
-Adoptar el papel de víctima y culpabilizar a otros, especialmente al hermano.


¿QUE PODEMOS HACER PARA INTERVENIR?

Ante todo, deberemos tener PACIENCIA.

Una vez vestidos de paciencia, podemos:

Antes del nacimiento:

-Explicar al niño que dentro de un tiempo determinado nacerá un hermanito. La explicación debe ser entendible, en función de la edad del niño. Explicar en qué consiste "tener un hermano" y hacerle partícipe de todas las novedades: enseñarle ecografías, decirle lo grande que es el bebé en la barriga (y ejemplificarlo con objetos), animarle a tocar la barriga (especialmente cuando haya movimientos, supondrá el primer contacto físico con el hermano), elegir juntos el nombre, la ropa, el mobiliario... Se trata de introducir al niño en el ritual del embarazo para que no empiece a sentirse desplazado.

-Hablar con el niño del momento en que el bebé haya nacido. Pedirle que se comprometa a cuidarlo, a darle el biberón, a jugar con él, a dejarlo dormir, a ayudar a los papás en su cuidado. De esta manera estamos involucrando, también, el sentido de la responsabilidad.

Después del nacimiento:

-Una vez el bebé haya nacido y tanto él como la madre estén en el hospital, algún familiar debe de encargarse de llevar al hijo mayor a conocer a su hermano. Cuanto antes suceda este momento, mejor. Dentro de lo posible, el niño debe interactuar con el bebé. Este encuentro debe contener mensajes positivos de los familiares hacia los hermanos.

-La rutina de la familia cambiará con el nuevo hermano, y todos deberemos acomodarnos a ella. El niño también. Deberemos dejarnos unos días de adaptación, sin exigirnos demasiado los unos a los otros.

-Involucrar al niño en los cuidados del bebé, tal como ya se le explicó antes del nacimiento. De esta forma, conseguiremos que el niño perciba que está integrado en la relación padres-bebé y esto, además de hacerle sentir importante, vendrá muy bien para evitar parte de los celos. Reforzar positivamente cuando el niño participe en los cuidados.

-Compartir momentos divertidos todos juntos. Las buenas situaciones crean buenas emociones.

-Intentar ofrecer al niño la misma cantidad de atención que le damos al bebé. Por ejemplo; mientras la madre se ocupa del pequeño, el padre puede ocuparse del mayor (o al contrario).

-Cuando se presenten conductas celosas, podemos aplicar la retirada de atención hasta que desaparezcan. Cuando hayan desaparecido, reforzaremos su desaparición. Si le damos atención al niño en el momento en que aparecen estas conductas, estaremos reforzándolas y cada vez se producirán con mayor frecuencia e intensidad.

-No nos olvidaremos de numerar al niño todas las ventajas que tiene ser el hermano mayor (poder acostarse más tarde, jugar a juegos de mayores...).


Un último apunte para terminar: Los celos ante la llegada de un hermano son inevitables. Que se demuestren más o menos depende mucho de cómo los padres llevemos la situación.



MIREIA NAVARRO
Licenciada en Psicología CV10836
Servicio de psicología domiciliaria. Intervención en contextos naturales (Valencia, España).

CONTACTO:
601 293 025
m.psicologa.educativa@gmail.com

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